Si yo fuera la presidenta del mundo me alegraría un montón, y haría para todos un mundo mejor: sin contaminación, sin guerras ni pobreza etc.… Estaría feliz pero a la vez preocupada porque no sé qué decir a las personas que me conocen. Ese día tenía que decidir quién iba a ser mi secretaria, al final salió de secretaria una muchacha llamada África González García. En la reunión me puse muy nerviosa porque no sabía qué decir, pero de pronto dije que intentáramos solucionar entre todos el problema de la crisis, y estuvieron de acuerdo conmigo. Por la noche tuve que hablar ante todas las personas que había allí, tenía que decir mi discurso en todos los idiomas posibles: Español, Inglés, Francés, Italiano, Alemán etc.… Viajaba mucho de unos países a otros, pero me tuve que quedar en el que para mí es el más importante, España. Cuando llegué me fui en limusina a mi querido pueblo, Barrado. Visité a todos mis amigos y a mi familia. Mi madre me felicitó y mi padre me regaló una perra llamada Luna. Mis amigas me prepararon una gran fiesta sorpresa. Yo me alegré mucho, pero noté algo raro entre la fiesta, y es que recibí una llamada, y ¡no me lo pude creer! Me habían echado de presidenta, me puse a llorar pero en fin, a mi me daba un poco igual, así que ni me decepcioné ni me alegre. Y seguí haciendo mi vida en el pueblo donde siempre había vivido.
Ana
Ana
Ana, no te preocupes porque te hayan echado de presidenta del mundo. Te haremos presidenta de la "Asociación de Personas Muy Especiales" y te aseguro que es un cargo mucho más importante.
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